Cualquiera imagina que llevar una dieta saludable pasa por comer frecuentemente pescado. Los expertos recomiendan incluirlo en las comidas al menos dos o tres veces por semana, ya que nos aportan proteínas de alta calidad y ácidos grasos omega 3, esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, no todos los pescados son iguales ni nos ofrecen los mismos nutrientes. Incluso hay algunos que es mejor evitar, como el pez espada o el cazón por su alto contenido en mercurio.
Cuando estés ante el mostrador de la pescadería lo primero en lo que deberás fijarte es en su origen y su método de captura. Mucho mejor si es salvaje que de piscifactoría y si se utiliza una técnica sostenible con el animal y el medio ambiente.
Así, para que no te engañen, podrás identificar los ejemplares de criadero por tener mucha grasa abdominal. Aunque estos suelen tener un mayor control sanitario y nutricional, cuentan con menos omega 3. Además, podremos saber si una merluza es de pincho (pescados uno a uno) fijándonos en si tiene escamas. En caso contrario, habrá sido capturada por arrastre, lo cual, provoca que los peces se golpeen entre sí y pierdan las escamas y la firmeza de su carne, además de destruir los fondos marinos.
Elegir pescado de mares y ríos cercanos y que ha sido bien tratado será algo básico, pero también debemos conocer qué especies son las más recomendables para nuestra salud. Por ejemplo, los pescados blancos, como la merluza o el lenguado, son muy alabados por su bajo contenido en grasa; sin embargo, los azules, como el atún, el bonito o el salmón, son más ricos en ácidos omega 3 y vitamina E. Así que teniendo todo esto cuenta, te contamos qué te conviene más elegir y qué no la próxima vez que visites el supermercado o la pescadería.